martes, 28 de agosto de 2012

Clamor

"Este pobre clamó, y el SEÑOR le oyó, y lo salvó de todas sus angustias."(Salmo 34.6) 

El afligido aquí era el propio salmista. Clamó y fue escuchado. No fue escuchado por merecimientos. Fue escuchado por la fe en la misericordia del Todopoderoso, expresada a través de su clamor. 

Así es como funciona: Dios no tiene en cuenta el grado de pecado cometido, ni su cantidad, ni mucho menos la religión profesada, sino la expresión sincera de la fe en Su Palabra.

1 comentarios:

Ágatha Cristina dijo...

Bnas tardes

Que Dios tan perfecto!! Que terrible sería ser respondido y bendecido por merecimientos, pq si así fuera, ¿quién merecería?Pero esa sinceridad en nuestra fe expresada a través del cumplimiento de su Palabra, nos permite esa opción de ser contestados.

Gracias por su cuidado.

Sea Bienvenida




Me gusta leer la Biblia todos los días por la mañana y por eso he decidido compartir lo que Dios me habla a través de este blog.

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